¿Por qué hablamos de orientaciones a padres?

Aquí presento un recorrido teórico-práctico acerca de la clínica con niños. En la cual, desde mi experiencia, la implicación de los padres resulta fundamental para la cura.

29 NOV 2019 · Última modificación: 30 NOV 2019 · Lectura: min.
¿Por qué hablamos de orientaciones a padres?

Hace años en mi trabajo con niños en el consultorio me di cuenta de la necesidad, cada vez mayor, de trabajar con los padres y madres para que el niño pueda sanar.

El niño llega a la consulta con un síntoma que muchas de las veces es el síntoma de sus padres que se asoma a través de su propio cuerpo. Los problemas inconscientes de la madre, del padre o de ambos que no salen a la luz el niño los porta y los expresa. 

Como dice J. Lacan "El niño como síntoma de la pareja parental", como portavoz de la problemática de aquellos. El síntoma como un "mensaje enigmático" (Lacan, 1957), no pudiendo reconocerlo el sujeto como propio.

Entonces recibimos en consultorio a muchos niños con alteraciones en su conducta, con profundos enojos o angustias, síntomas físicos, entre otros. Mientras el niño desconoce el por qué de su síntoma.

Intentar erradicar el síntoma inmediatamente implicaría para el sujeto amordazar su verdad que pugna por expresarse, y estaríamos sustituyendo un síntoma por otro. El síntoma del niño puede ser una manifestación de aquello sintomático que acontece en la estructura familiar (así lo explica J. Lacan en su texto "Dos notas sobre el niño" 1988).

Este síntoma viene a representar una verdad en la familia que se encuentra silenciada. En este punto es donde el analista es convocado a intervenir. A trabajar con los padres para "liberar" al niño del síntoma que no le es propio.

Trabajará en sesión con los padres con el fin de esclarecer aquello inconsciente que esos adultos deben resolver. El niño con su síntoma denuncia aquella verdad que está oculta en la pareja conyugal o en la vida de algunos de sus progenitores.

El trabajo del analista será puntuar aquello oculto para la subjetividad de los padres, trabajará con ellos y así apuntará a que el síntoma cese en el niño.

Presento un recorte de un caso a modo de ejemplo: el niño llega a la consulta, luego de ser enviado por la escuela, ya que había sufrido un gran cambio en su conducta. Lo ven decaído, presenta llantos aparentemente inmotivados, enojado y con reacciones impulsivas. Tras algunas entrevistas con los padres, ellos cuentan que hacía un tiempito habían perdido un embarazo muy deseado que llevaba dos meses. Ambos estaban atravesando un duelo, con todo lo que ello implica: angustia, enojo, bronca, sensación de injusticia; pero nunca lo relacionaron con el malestar del niño ya que él "no sabía nada de lo ocurrido".

Los niños no solo son "esponjas" que absorben los sentimientos de sus padres sino que poseen una estrecha comunicación de inconsciente a inconsciente con ellos. Y aunque no saben lo que realmente está pasando, lo manifiestan en diversos síntomas.

Es importante la orientación a madres y padres, y es lo que hicimos en la terapia, en donde desarrollamos una serie de entrevistas subsiguientes con los padres y a medida que estos adultos fueron elaborando este duelo y se hicieron cargo de sus emociones cesó el síntoma en el niño. 

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Escrito por

Lic. Romina Mentasti

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