Ese ruidito insoportable: misofonía
Cualquier mínimo ruido puede traer una profunda angustia para la persona que padece Misofonía. Un malestar que está siendo un nuevo objeto de estudios científicos.
Cuántas veces pasamos semanas escuchando gotear una canilla y dejamos para el siguiente día llamar al plomero ó comprar un cuerito? Probablemente muchas personas piensen que se exagera al describir las características de la misofonía. Sin embargo, es cierto que las personas que la padecen se sienten perturbadas en gran medida por ruidos (ó sonidos para quienes no lo sufren) como el goteo de una canilla, el clikeo de una lapicera, ó el estrujamiento de una botella de plástico; la caída de una moneda al piso, y hasta el aplastamiento de los dedos con las teclas de una laptop. Sí, para la mayoría son ruidos tan cotidianos que sin ellos se sentirían raros al escribir en un papel, al tomar una gaseosa ó revisar páginas en internet. Pero para los misofónicos estos "ruiditos" tan normales pueden resultar un verdadero calvario. Es que ellos tienen una sensibilidad selectiva al sonido.
¿Qué es la Misofonía?
Se la conoce -desde la década del 90 del siglo pasado- como una enfermedad, ó trastorno neurológico en el que los estímulos auditivos, y en ocasiones visuales, son malinterpretados por el sistema nervioso central. Sus causas, en el SXXI, siguen siendo un misterio. Esta dolencia aparece al final de la infancia. Puede aparecer en mujeres y hombres por igual. Tiene un componente psíquico, como casi todas las enfermedades.
Algunas personas la sufren tanto que se violentan experimentando reales ataques de furia. Es que misofonía significa "odio al sonido". La sociedad e incluso los médicos los han catalogado de histéricos. Pero existen estudios recientes que se encargan seriamente este trastorno, y concluyen en que no es una enfermedad rara, ni siquiera que la padezcan unos pocos seres humanos. Incluso expertos lo quitan de la lista de trastornos psicológicos.
Otros expertos creen que la misofonía podría relacionarse con trastornos obsesivos, porque quien lo siente sabe que su reacción es desproporcionada; pero le resulta inevitable generando mucha angustia.
¿La Hiperacusia y la Misofonía son lo mismo?
No, la hiperacusia es una afección donde la información auditiva se percibe de insoportablemente alta, mientras que en la misofonía son los sonidos repetitivos o patrones de sonido los que se hacen intolerables. Quienes padecen ésta última reaccionan al escuchar un patrón de sonido específico, como el masticar un chicle, la tos, los golpecitos con un lápiz sobre la mesa ó un estornudo.
¿Cómo se ayuda a quienes la padecen?
No existe hoy en día un tratamiento. El padeciente debe tratar de evitar la exposición a los ruidos que sabe le perturban en demasía. Si tenemos alguien cerca debemos ayudarlo a que no se aísle de la sociedad, sino que tome precauciones. Es difícil, porque la persona no puede hacer una vida normal como trabajar, ir a la escuela, salir a la calle, ó divertirse pidiendo a todo el mundo que no haga ésto ó aquéllo.
Se puede enmascarar los ruidos molestos usando tapones, escuchando música o contrarrestando el ruido molesto con otro "ruidos blanco", es decir aquel que no molesta como puede ser un ventilador prendido.
Se sabe que los sonidos repetitivos que más molestan a un misofónico son los originados por seres desconocidos para él. Es decir que se amplifica o decrece en función de los lazos sentimentales del emisor y el misofónico. Lo que resulta muy útil y optimista a la hora de ayudar a un ser querido que la padece.
Las personas misofónicas se sienten en gran medida marginadas e incomprendidas porque se las trata de histéricas o exageradamente sensibles. Es fundamental acudir al médico clínico y también al Psicólogo para que se pueda diagnosticar esta condición y recibir la ayuda adecuada para mantener una buena calidad de vida en convivencia con la enfermedad.
Las informaciones publicadas por MundoPsicologos.com.ar no sustituyen en ningún caso la relación entre el paciente y su psicólogo. MundoPsicologos.com no hace la apología de ningún tratamiento específico, producto comercial o servicio.
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