Dormir bien...todo un hábito
Los trastornos de sueño ya son un clásico de nuestra época. El desafío es ver cuántas cosas podemos hacer en un solo día. Los ritmos vertiginosos de la vida cotidiana ya no nos dejan dormir.
El sueño y un descanso de calidad son imprescindibles para mantenernos saludables. No hay antídotos ni fármacos que reemplacen unas cuantas horas en la cama. Dormir no debiera ser una pausa en nuestra vida diaria para soportar otra vigilia agotadora al día siguiente; sino una actividad tan necesaria e importante como todas los demás.
Apoyándonos en la cronobiología, que es la ciencia que estudia los ritmos biológicos, te proponemos algunas rutinas necesarias para que tu sueño sea realmente placentero.
La rutina matinal
En la mañana despertáte temprano, abrí las cortinas y dejá entrar la luz. La oscuridad provoca en el organismo la segregación de melatonina, la hormona de la somnolencia. Los rayos de sol hacen que nuestro cerebro genere serotonina, un neurotransmisor que regula el humor, la ira y el deseo sexual y nos activa.
Bañáte con agua entre templada y fresca y sentirás que el agua reactiva tus músculos y el sistema circulatorio.
Desayuná liviano pero no olvides que ésta es la principal comida del día. Un café negro con una tostada no es desayuno. Consumí frutas, agua, lácteos y proteínas hasta quedar satisfecho, no más.
Al mediodía
Si estás en tu casa aseguráte de ventilar el colchón una media hora, no hagas la cama apenas te levantes. Es necesario renovar el oxígeno de la habitación, para cuando volvamos a la cama en la noche.
¿Se lo consulto a mi almohada?
Nada de eso. Ese mito que nos manda a tomar decisiones importantes cuando nos vamos a acostar no se recomienda para lograr un buen sueño. Las decisiones hay que tomarlas durante el día, que es cuando generamos cortisol, una hormona que nos ayuda a enfrentarnos con los problemas cotidianos.
En el almuerzo comé liviano. Si pensás que tenés que llenarte porque luego te va a a dar hambre, pensálo dos veces, todavía te queda la merienda a media tarde.
Después del almuerzo lo mejor es tomar una siesta, no un café. La cafeína tarda horas en metabolizarse. Lo mismo el té y las gaseosas de cola.
La siesta puede ser muy breve. Media hora está más que bien para empezar la tarde con energía.
A media tarde
Hacé deportes. Juntáte con amigos, relajáte, bailá. Salí a andar en bicicleta. El rendimiento que tenemos en estas horas es más aprovechable que el de la noche. Cuando salimos del trabajo es bueno despejar la mente y olvidarnos de esas obligaciones hasta el otro día. La distracción es necesaria para llegar tranquilos al sueño reparador, que nos ayudará a afrontar el trabajo al día siguiente.
Preparáte para dormir
El yoga es maravilloso para desconectarte de los problemas del día.
A la noche; pero no tan tarde
A partir de las 7 y media podés ingerir la cena. Sobre todo los niños, que generalmente se quedan despiertos hasta entrada la noche porque siguen las rutinas de los adultos.
La cena debe ser el la más liviana de las comidas. Es bueno incluir una fruta, ya que el triptófano que contienen, es un aminoácido que propicia la segregación de melatonina. Dejá pasar al menos una hora y media antes de irte a dormir.
Apagá toda la tecnología 2.0
La televisión, los celulares, los videojuegos y todos los dispositivos de hoy en día alteran el sueño, las imágenes excitan al cerebro impidiendo el descanso.
Poné música tranquila, en bajo volumen, creá una ambiente agradable con iluminación tenue ó si preferís descansá en completa oscuridad. La aromaterapia con aceites puros relajantes como la lavanda son el mejor aliado del sueño. Dáte un baño con agua caliente, porque tu cuerpo irá bajando su temperatura cuando te duermas.
¡Dulces sueños!
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